Ni putas ni sumisas. Fadela Amara: Una mujer sin velo
Por Milagros Belgrano Rawson
Djamal Derrar ha sido hoy condenado por la justicia de Val de Marne a 25 años de prisión por el asesinato de Sohane, una joven de origen argelino quemada viva en octubre del 2002. Tenía 17 años. Se ha convertido en un símbolo de lucha contra la violencia hacia las mujeres, especialmente en las zonas donde viven los "desheredados" con mucha población de origen inmigrante. El caso de Sohane inspiró a Fadela Amara a crear la asociación Ni putas ni sumisas.
Fadela Amara preside Ni Putas Ni Sumisas, un movimiento de mujeres nacido en Francia que ya tiene adeptas en el resto de Europa y Africa. La situación de las francesas, dice, ha empeorado: en el 2000, cada mes morían seis mujeres por violencia física. En los primeros meses de 2006, la cifra se elevó a 7,5.
Fadela Amara comenzó a militar a los 14 años luego de que su hermano muriera atropellado por un conductor borracho que nunca fue juzgado. Y desde el 2003, es presidenta de Ni Putas Ni Sumisas (NPNS), el movimiento de mujeres más popular de Europa. Fue creado en Francia luego del asesinato de Sohane Benziane, una chica de origen árabe que vivía en una cité, como llaman a las ciudades dormitorio donde se hacinan los inmigrantes de Africa del Norte que llegan a ese país.
Sohane fue quemada viva por un vecino de casi su misma edad por no actuar “recatadamente”, de acuerdo con las normas del Islam. Pero desde su muerte, en el 2003, y pese a la activa militancia de NPNS contra la violencia de género, la situación de las mujeres de zonas marginales de Francia ha empeorado. A las frecuentes violaciones colectivas que allí se registran, se añaden los crímenes “de honor”: chicas que aparecieron muertas luego de negarse a casarse con el hombre que su familia le había elegido. Hace dos años, Ghofrane Haddaoui, una joven tunecina residente en una cité del sur de Francia, murió apedreada por un chico al que ella habría rechazado. Y la lista sigue: en diciembre pasado, una estudiante de 18 años fue rociada con nafta y prendida fuego por un ex compañero de trabajo. Aparentemente, se habría negado a salir con él y desde entonces se encuentra en coma en un hospital.
“En las zonas marginales, la situación de las mujeres es desesperante”, afirma Amara. Según ella, en las familias magrebíes que emigraron a Francia, el padre ya no es una autoridad. “Ahora el que manda es el hijo mayor, quien somete a las chicas del vecindario que no se muestran ‘humildes’ o que se visten de forma ‘provocativa’. Mientras, en las cités, el islamismo radical crece a pasos agigantados, lo que complica el panorama”, relata. En estos barrios, los homosexuales son otro blanco de los ataques. Hace un mes, el diario Libération relató el via crucis de una pareja de homosexuales de origen marroquí que vivía en una cité. Luego de varias palizas y amenazas, la pareja terminó abandonando su departamento en plena noche, dejando atrás todos sus muebles y electrodomésticos. “Mi familia es argelina y quiero conservar sus costumbres, pero soy consciente de que es una cultura arcaica que oprime a las mujeres y a los homosexuales. Y soy la primera en denunciarla”, declara Amara. “Por culpa del relativismo cultural de ciertos intelectuales europeos nadie se implica. Dicen ‘no hay que meterse, es su cultura’. Y así estamos”, indica la dirigente de este movimiento que empezó con apenas seis integrantes y que hoy cuenta con cientos de miembros y voluntarios -hombres y mujeres-, entre ellos una pareja de jubilados argentinos que vive en París desde hace siete años.
Las mujeres de las zonas populares de este país perdieron las libertades que se habían conquistado en los ’70 y las cifras de víctimas de violencia doméstica han aumentado. En el 2000, en Francia morían seis mujeres por mes por esta causa. Y en la última Encuesta nacional sobre la violencia hacia las mujeres la cifra es de 7,5. Mientras, en las cités han emergido formas de violencia extrema que antes no existían. Entre los años ’50 y ’60, cuando llegaron a Francia los primeros inmigrantes del Norte de Africa, éstos vivían en los mismos barrios que los portugueses, los españoles e incluso los franceses del sur. El denominador común que los unía era la pobreza. Luego los europeos accedieron a mejores condiciones de vida y se fueron del barrio. Los árabes se quedaron solos. Y uno de los factores de la violencia contra las mujeres son estos guetos: ya no hay mezcla, ni social ni de género.
-Usted comenzó a militar desde muy chica.
-El nombre se lo puso usted.
-¿Cómo es la estructura de NPNS?
-Usted es de origen musulmán y sin embargo está a favor de la prohibición del gobierno francés de usar el velo islámico en las escuelas.
-Recientemente hubo en Francia una campaña contra la discriminación laboral de los franceses de origen árabe. El spot publicitario decía “lo único malo del Currículum de Salima es el nombre Salima”.
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